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La acción política se volvió irrenunciable, como la única forma de cambiar el actual orden de cosas

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Doris González, dirigenta de UKAMAU y candidata a alcaldesa por Estación Central.
 
 
Fue en la lucha por una vivienda digna donde nos enfrentamos a la verdadera cara del Estado, pues en Chile, en vez de asegurarse el derecho a la vivienda, se lo transa como un bien de consumo, esto lleva a que se privilegien las ganancias de inmobiliarias y constructoras que el bienestar de la gente.

Doris González

L a destrucción del tejido social iniciada en dictadura a punta de fusil y perpetuada por la Concertación mediante la represión sistemática y la criminalización de la protesta, caló fuerte en nuestro país, sobre todo en los sectores populares. Pero ni la tortura ni el miedo ni la promesa de la alegría pudo evitar la organización social, las movilizaciones masivas abiertas por los estudiantes el 2006 y el 2011 vinieron a dinamizar la sociedad, a repolitizarla, a enseñarnos que no hay que temer cuando se quiere construir un país más justo y fraterno.

La realidad que me toca vivir, me ha mostrado que los sectores populares son los más desafectados de la política, pero mediante el trabajo que hemos hecho durante estos años en Estación Central, nos hemos demostrado (y demostrado hasta a nuestros vecinos más incrédulos) que existen otras formas de relacionarnos, de construir comunidad, que sí se pueden hacer cambios y que de nosotros depende hacerlos.

En el Movimiento de Pobladores Ukamau, partimos con una demanda básica y muy particular: la vivienda, esa era la carencia que nos violentaba, no nos resignábamos a que la solución fuera irnos lejos de donde nacimos, lejos de nuestras raíces, lejos de nuestros familiares y amigos. Fue en la lucha por una vivienda digna donde nos enfrentamos a la verdadera cara del Estado, pues en Chile, en vez de asegurarse el derecho a la vivienda, se lo transa como un bien de consumo, esto lleva a que se privilegien las ganancias de inmobiliarias y constructoras que el bienestar de la gente. Cuando uno exige que el Estado colabore con la obtención de una casa, este no satisface directamente la petición, existen empresas que se ponen entre los vecinos y el Estado para gestionar el proyecto y realizarlo concretamente, eso significa que mucho de lo que ponemos nosotros para conseguir la vivienda y lo que pone el Estado, va a parar directamente a los bolsillos de esas empresas. Nosotros logramos relacionarnos directamente con el Estado y sacar a la empresa privada del medio. Así, toda la plata que podamos poner nosotros y la aportada por el fisco, irá íntegramente a mejorar el proyecto.

Nuestra lucha, grande para nosotros pero pequeña para otros, nos llevó a cuestionar la forma de vida que llevábamos y comenzar a pensar en los medios para conseguir aquello que realmente buscábamos, que no es menos que el buen vivir. Entonces la acción política se volvió irrenunciable, ya que se nos presentaba como la única forma de cambiar radicalmente el actual orden de cosas y acabar con las tremendas injusticias que hoy asolan a nuestro país y a nuestra América.

En los camino que hemos recorrido, hemos estrechado lazos con un sector muy amplio de chilenos y chilenas que se movilizan por un país de justicia y que trabajan incansablemente tejiendo redes entre vecinos, académicos y estudiantes. Todos los sectores movilizados, principalmente los estudiantes, trabajadores y comunidades en disputas socioambientales, deben disputar además, los espacios institucionales que hoy están capturados por la élite. Nadie representará nuestros intereses, somos nosotros los que tenemos que asumir el desafío político de poner nuestros problemas sobre la mesa y pelear por aquello que es justo.

Pero los cambios no vendrán solos, y tener algunos puestos en alcaldías o en el congreso no asegura nada. Es necesario erigir una organización independiente de los responsables de la injusticia chilena, que reúna a todas y todos los que creemos que la construcción de un nuevo Chile es posible. La gente está cansada de la colusión y de la corrupción, pero no vendrá nadie en nuestro auxilio, somos nosotros mismos quienes tenemos que hacer los cambios. El rol de los que nos movilizamos es profundizar la organización, aumentar el alcance de su voz y convencer a más personas. Permitámonos soñar, permitámonos construir nuestros sueños. Queda mucho por hacer compañeros ¡hagámoslo!

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