Juan Carlos Alano - Patricia Kelly
Revista Entorno
Pienso que el trabajo que se viene es grande, porque la ley, esta que se va a publicar o promulgar, es una ley terrible.
María Emilia Tijoux
C omencemos por lo contingente, la nueva ley migratoria que está tramitándose en el Congreso. ¿Cómo evalúas esta nueva ley y qué efectos podría tener para la población migrante del país?
Lo primero a decir es que no consideramos que esta sea una ley de migraciones, es una nueva ley de extranjería que no tiene mucha diferencia con lo que ya hay. Es más, te diría que tiene cosas más duras que el decreto ley del año 1975, porque es una ley castigadora. Solo algunos puntos; no es una ley de migraciones porque no considera la emigración chilena como primera cosa. No hay ninguna propuesta sobre los chilenos que viven en el extranjero, por lo tanto no hay políticas de retorno, de inserción de los hijos, de los nietos, de becas, etc. Atañe solamente a la migración llegada a Chile, especialmente a la más discriminada. No considera tampoco el aspecto género y deja en indefensión de salud a los inmigrantes irregulares. Le da poderes amplios a la PDI, incluso en lo que atañe a las visas, y por lo tanto es la policía la que deviene en el organismo que toma las principales decisiones sobre la inmigración y sobre los inmigrantes. Además, se debe pensar que el escaso personal del DEM (Departamento de Extranjería y Migraciones) está sobrepasado. Carece de institucionalidad, por lo tanto no hay un organismo específico que se encargue de acoger, informar, apoyar la llegada de los migrantes a Chile. No considera tampoco a la gente que viene del MERCOSUR. Es un proyecto de ley pensado por fuera de las organizaciones de migrantes y promigrantes, por fuera de los especialistas que hace años vienen ya trabajando al respecto. No consideró y tampoco considera lo que es la sociedad civil.
Por otra parte los inmigrantes están entregando a Chile una gran cantidad de dinero. Se dice que una de las razones para no tener institucionalidad es que es algo muy caro, pero resulta que no ponen en la balanza los miles de millones que ingresan solo por conceptos de visas y otros en el DEM, y sin contar que los migrantes en Chile pagan impuestos porque ellos quieren entrar al país lo más regularmente posible, están en las Isapres, las AFP, trabajan a precios más bajos. O sea, la conveniencia que lleguen migrantes acá es muy alta. Sin embargo, en esa contabilidad bastante especial no se considera lo que los migrantes entregan.
¿Y cuál crees tú que es la motivación que tuvo el gobierno para sacar este proyecto de ley?
Probablemente la intención es regular la migración y con ello regular la entrada de mano de obra barata y poder, en algún sentido, darle más oportunidades a los sectores dominantes ubicados en el mercado del trabajo para explotar. También creo que desde hace mucho tiempo está planteada la seguridad del Estado y con ello asegurar las fronteras para seleccionar a quien se deja entrar o no. Me parece que hay un interés de proteger la nación en el sentido más policial. Tal vez es algo como eso. Sin embargo desconozco las motivaciones y sería importante conocerlas.
De hecho, sectores empresariales estaban evaluando positivamente la ley. Por ejemplo, el tema de visas alternativas como la fronteriza, que quitan responsabilidad al empleador en caso de accidentes. Ellos pudieron incluir sus intereses, versus las organizaciones de migrantes que están excluidas y descontentas.
Bueno, los empresarios siempre estarán interesados en abaratar costos en la producción y la mano de obra migrante en todo el mundo permite abaratar claramente los costos, más aún si son trabajadores en condición de irregularidad. Se puede pensar que habrá más maltrato o más explotación porque se ha instalado la deshumanización que lo permite, al naturalizar relaciones de explotación. Creo que los tiempos que vienen serán muy duros, vamos a tener que organizarnos mucho más, establecer organizaciones de solidaridad, ver de qué maneras todas y todos podamos imaginar los mejores modos para enfrentar lo que viene. Porque hay luchar contra el racismo. No se trata solamente de trabajar en la protección de las personas inmigrantes, cuestión que es primordial, sino también unir fuerzas contra el racismo y por eso ingresar en lo que le ocurre a la sociedad chilena, porque está desplegándose en todo el país. Será preciso buscar los modos de disminuir la violencia.
No cabe duda que lo que se necesita es trabajo. Entonces, ¿cuáles van a ser las oportunidades laborales? ¿O de qué modo los empresarios piensan cuidar a estos trabajadores y estas trabajadoras, y cuidarles sus derechos humanos? Porque puede que encuentren trabajo ¿Pero, cuál será el trato al interior de las empresas? Tenemos investigaciones hechas de años, de peruanos y peruanas, que durante mucho tiempo nadie se enteró que eran peruanos, y el día que se enteraron igual fueron sospechosos. No importaba el color. Era el origen, era la guerra. Porque hay racismo. En las tesis aparecen situaciones que los estudiantes han encontrado cuando preguntan “¿Por qué viene a comer a un restaurant peruano?: Porque es el mejor restaurant del mundo, la mejor gastronomía, increíble. Y vengo porque quien cocina es un peruano, etc.” A esa misma persona le preguntan qué piensa de la inmigración peruana y dice lo contrario. Esa es folclorización exotizada.
Y a tu juicio, ¿qué aspecto legal, institucional, debiera considerar un buen proyecto de migraciones?
Lo primero a señalar es que la persona que llega es un igual, por lo tanto la persona que llega debe ser pensada como persona con derechos humanos, que considere al humanismo como un modo de vida. Es decir, usted llegó y es igual a mí, y como es igual a mí, tiene los mismos derechos que yo, en todos los aspectos de la vida, salud, educación, justicia, cultura, organización, crianza de los hijos. Creo que es un proyecto de ley racista, porque está considerando que el otro que llega es inferior a mí, al “nosotros” chileno. Lo señalo porque la migración contemporánea hacia Chile está protagonizada principalmente por seis países. Es a quienes se les llama inmigrantes: peruanos, bolivianos, colombianos, ecuatorianos, dominicanos y haitianos; a los otros extranjeros no, aun cuando han llegado en condiciones similares. Hay una separación que ha construido un imaginario social que hoy domina respecto a las personas inmigrantes llegadas de América Latina y el Caribe. Son ellas quienes son estigmatizadas, denostadas y criminalizadas. Ser inmigrante hoy en día en Chile implica que se habla y se actúa negativamente respecto a una persona proveniente de estos seis países. Entonces la palabra inmigración pierde su sentido y por ello decir inmigración remite a racismo.
Entonces, esta inmigración, curiosamente, es rechazada y al mismo tiempo es usada de manera inhumana. Si usted tiene que partir de un momento a otro de su país, usted sabe que hay que hacer trabajos precarios primero, pero lentamente la gente se va asentando gracias a leyes que acompañan sus procesos hasta integrarse en el país de recepción como un ciudadano más; pero eso no ocurre en Chile con estas seis nacionalidades. Otros extranjeros que vienen a Chile y que no son concebidos bajo ese prisma de inmigración, se insertan y trabajan sin mayor problema. Es una cuestión muy complicada, porque consigue que los chilenos estén siempre diferenciándose de los inmigrantes y diferenciando a los inmigrantes mismos. No es lo mismo ser colombiano que norteamericano. Por eso es necesario cruzar con otras categorías, es preciso interseccionar, porque no se trata únicamente de la “raza”, sino también de la clase, que remite a la condición socioeconómica, al género que deja ver como la mujer pasa por experiencias muy duras, al sexo cuando se trata de minorías sexuales racializadas, y la nación, que es el centro desde donde se miden las diferencias con el “otro” al que se ha construido. Lo mismo ocurre con personas de origen indígena, porque el racismo en Chile ya existía y existe contra nuestros pueblos, pero hoy día aparece de manera violentamente contra los migrantes.
Yo siempre digo ¿no llegaron extranjeros durante la dictadura? Claro que llegaron, torturadores e inversionistas. Eso es conocido. Uno podría decir que según sus condiciones jurídicas son inmigrantes igual que los demás: un extranjero que se establece en Chile. Pero son extranjeros que la gente desea invitar a su casa, que el hijo o la hija pololee con ellos y ojala se casen, por ser europeos, norteamericano, etc. Son invitables, son mostrables. Se imitan las tradiciones, se toma el “5 o’clock tea”, el “happyhour”, el “cheese and wine”, y todas esas tonteras porque lo que hay que hacer es sacarse de encima lo indígena; salvo que lo indígena funcione en el mercado. Si funciona en el mercado, entonces puedo vender cazuela muy cara y poner nombres exóticos a platos que hace unos años nadie comía. Bueno, eso es exotización, no es interculturalidad. Eso es mercado y eso es ganar plata.
Qué evaluación te merecen manifestaciones contra la migración como la de Antofagasta donde se hizo una marcha de esposas de mineros hace unos años, reclamando que venían a “robarle” a los maridos. En Talca e Independencia han aparecido acusándolos de ser puros ladrones, etcétera.
Las manifestaciones racistas se pueden dar bajo diferentes formas. Primero, porque quienes llegan, lo hacen bajo un prisma negativo y son considerados por ejemplo, como peligrosos, invasores o como contaminantes. Pero sus principales manifestaciones se dan en el ámbito laboral como explotación, jornadas de trabajo extenuantes, no pago de labores o delitos como la trata y el tráfico. O institucional por carencia de políticas y de formación respecto a sus culturas e historia, mala atención, indiferencia, burlas o maltratos como ha sucedido en consultorios, hospitales, escuelas. O en los transportes públicos y en lugares de encuentro masivos como supermercados, malls o en el espacio público. También en el ámbito comunicacional desde programas que muestran aspectos negativos de sus países y se difunden a horas de alto rating permitiendo con ello la difusión de una figura negativa. Se trata de prácticas y discursos que violentan a la persona que puede darse explícitamente sobre el cuerpo de la persona inmigrantes para golpearle, abandonarle, asesinarle. Pero también para burlarse, humillarle desde escenas de humor que nadie castiga, o apuntarlo con el dedo. Están también los discursos de odio que se producen en todas partes pero que tienen graves características en las redes sociales. Y todo impunemente. Luego, la repetición de estas situaciones consigue naturalizarlas y también legitimarlas.
Lo que ocurrió en Antofagasta hace algunos años contra inmigrantes colombianas por temor del “robo de sus maridos” es insólito, como si esa situación fuera responsabilidad de ellas. Entonces, las manifestaciones racistas son múltiples, se producen en el campo laboral que muestran condiciones laborales inhumanas, jornadas laborales extensas, no pago de salarios, promesas no cumplidas, engaños e incluso trata y tráfico ilegal de inmigrantes. Hay manifestaciones racistas en las instituciones públicas. Se ha acusado a los inmigrantes haitianos de traer la lepra, un hecho grave y completamente falso que especialistas demostraron que era errado, sin embargo se difundió como verdad y la gente comenzó a “creer” en esta falsedad. También el Ministerio de Salud, difundió un afiche para prevenir el VIH donde aparece un hombre negro con una chica blanca, lo que deja entrever que la presencia del inmigrante indica “algo”. Podemos sumar hechos más recientes como las de bebés haitianos fallecidos por negligencia, de jóvenes muertos de frío en el abandono de las instituciones o el caso de Joane Florvil que estremeció a parte de la sociedad.
Como el chico joven que murió de frío el año pasado…
Sí, las organizaciones de inmigrantes y promigrantes organizamos la velatón en Plaza de Armas. A ver, yo les diría que la temática migratoria está en primera línea, en primera plana hoy día. Pero yo no quisiera separarla de las condiciones estructurales que está viviendo Chile. Con un capitalismo neoliberal a ultranza, con una corrupción que no tiene nombre, con unas leyes que están siendo sacadas a la rápida, como la de Universidades estatales que pretende que la universidad sea un mall. Y con mucha represión; hay una represión brutal hoy día. Los crímenes de lesa humanidad, el silencio de quienes no permiten todavía que se revele el secreto de Estado sobre quienes participaron en dictadura. Entonces hay un estado de cosas, y un tinglado que permite que hoy día, una sociedad chilena, no toda obviamente, porque hay gente solidarizando y gente trabajando, pero en general, la sociedad chilena, parece repudiar a los inmigrantes.
Sin embargo, a pesar de aquello, de las muchas contradicciones, lentamente crece la solidaridad cuando chilenos y chilenas son acogedores, comprensivos y comienzan a entender la situación por la que pasan estos trabajadores que han llegado a nuestro país buscando nuevos horizontes y posibilidades de existencia. Hoy día muchos se embellecen por manos de trabajadores que traen el arte de peinar, maquillar, hacer las uñas, cortar el cabello y afeitar; al mismo tiempo que cantan y danzan intentando vivir la vida en Chile. Están también los profesionales que forjan acá sus destinos y los estudiantes que van ingresando a nuestras casas de estudio.
Llevas años tematizando la relación cuerpo y etnicidad, sexualidad y el género, que se relaciona con lo que estábamos hablando porque hay una reproducción de estereotipos. Por ejemplo, circulaba esta imagen del “negro de WhatsApp” que es la talla clásica de que tiene el pene grande, y que se toma como talla desde todos los sectores, incluso la izquierda, y no se percata de que ahí hay una reproducción del estereotipo, de la sexualización o del gigoló. Y lo que hablábamos de la sexualización y de la enfermedad del VIH se empieza a normalizar. ¿De dóndes crees que viene esa relación entre la discriminación y la forma “distinta” de los cuerpos? porque es hacia los inmigrantes afroamericanos, hacia lo indígena y las mujeres también, ¿cómo se da esa relación?
Hay imaginarios sociales muy potentes que vienen de la colonia. Un sentido común suponía que en Chile no hubo personas de piel negra o que aun cuando habían llegado no habían permanecido en el país a causa del clima, su presencia de cierto modo había sido borrada. Pero hubo presencia de esclavos en Chile. Eran personas llegadas de África que fueron explotadas y que indican claramente que ha habido presencia negra en Chile. Afortunadamente hay comunidades afrodescendientes que reivindican su historia, su origen y también la consideración que se les debe. Solo que permanecieron en un lugar negado. Hay una historia esclava que les deshumanizó por su color y condición de esclavitud. Acá también sus cuerpos fueron considerados cosas y sexualizados suponiéndose que pueden ser usados para el trabajo y el placer. La sexualización y todo lo demás, es porque el cuerpo negro queda fuera de lo humano, es visto como cuerpo “exótico”. En esa libertad el cuerpo negro es cuerpo para desear pero también para aniquilar.
Y en este punto creo también es importante resaltar lo que sufren las mujeres, y de la sexualización racializada que se produce contra las mujeres negras principalmente. Una vez esa racialización sexualizada en funcionamiento se producen los abusos, los castigos, las humillaciones y los insultos que debe recibir una mujer que viene de Colombia o de República Dominicana cuando sale de su trabajo, cuando espera micro o sube al metro. Se le pregunta cuánto cobra ¿por qué? El origen es vinculado a un modo de ser y el color a comportamientos delictivos o actos repudiables. Las preguntas se lanzan para dañar: “¿tú trajiste de la buena, o no?” Eso somos capaces de decir y cuando se critican los dichos se responde que se trata de bromas, al igual que ocurre con los dichos sexistas. Porque ser mujer, negra, pobre y madre soltera en Chile se convierte en un estigma que suele ser significado del peor modo, incluso para dar la muerte. Estas situaciones deben ser penadas por la ley. Porque la ley es necesaria aun cuando no resuelva la fuerza del racismo. Ello se debiera trabajar en las relaciones humanas, en la educación de los niños, en tu casa y en mi casa, en las escuelas y desde el preescolar.
Eso último se está discutiendo muchos desde las organizaciones, con la educación antipatriarcal también, pero no es algo institucional digamos.
No, claro, por eso hay que decirlo. Pero hay instituciones que han trabajado al respecto. Por ejemplo la JUNJI, en distintas regiones donde he tenido la oportunidad de ser invitada y conocer el interés de las personas por desarmar el racismo y luego buscar en sus prácticas lo que han sido capaces de inventar con los niños y las niñas. Hay también escuelas donde basta con que una persona irradie liderazgo para disminuir el trato racista como lo hemos visto en Iquique o en Santiago. Un trabajo de desarme, de desconstrucción, de análisis crítico respecto a la manera en que nos relacionamos e interactuamos con quienes han sido racializados. Hemos colocado en una caja anónimamente frases racistas o situaciones que vivimos para luego ponerlas en común y trabajarlas. Por ejemplo: “Yo no dejaba a mi hijo juntarse con un chico de la población que era negro y era muy pobre, y era chileno”. “yo también le decía a mi hija, no quiero que te juntes con ese chico”. Luego se trataba de seguir las respuestas de los hijos mismos cuando preguntaban ¿por qué? Y había que intentar responder. No es la única manera de enfrentar el problema pero si uno educa de otro modo, el racismo podría frenarse al menos en algunos, en algunas, en quienes sienten que es algo que no está bien.
La publicidad ayuda mucho a eso también, deshumanización y humillación, la reproducción de la diferencia, verlo como algo exótico, promover de alguna forma el racismo…
La reproducción de la diferencia es violenta pero funciona. La publicidad los muestra semidesnudos para exhibir los músculos, en escenarios selváticos, acompañados de animales. Esto está acompañado por una literatura antropológica racista y potente armada desde la “raza” como término elemental para justificar la supuesta diferencia entre superiores e inferiores. El mismo Darwin comparó a aborígenes y negros con gorilas diciendo que había que separarlos de los blancos por inferiores.
Miremos también a los pueblos indígenas, cuando la gente de Rapa Nui es sexualizada y colocada en la isla. En resumen, el no-blanco, el que no está concebido en la construcción de desarrollo europeo blanco, es un incivilizado, es bárbaro, es salvaje. Entonces, al llegar los inmigrantes, desde países empobrecidos y también exotizados y racializados; al llegar ya están prácticamente expulsados de antemano, están con el estigma. Triunfa un imaginario social dominante sobre quien ya ha sido construido negativamente. Parece que no fuese necesario buscar la exotización fuera de Chile pues las personas a maltratar están acá, en Chile. Estamos frente a una situación de un país que ignora la historia de su continente. Pero la ignora porque nunca nos enseñaron otra cosa que no hubiese sido la historia de las reinas y los reyes, y resulta que poco sabemos de nuestra propia historia.
Respecto del caso de las mujeres, se observa un paulatino crecimiento de la inmigración femenina también.
No necesariamente, depende del país. Principalmente las mujeres peruanas, dominicanas y colombianas, llegaron para reunirse posteriormente con sus hijos. Pero debe advertirse también que hemos conocido algunas trabajadoras que han preferido dejarlos en los países de origen para evitar el sufrimiento de los niños y las niñas. Los inmigrantes haitianos son preferentemente hombres jóvenes que llegan a trabajar para traer a sus familias. Vale decir también que la llegada de mujeres para insertarse en un campo laborar de servicios, las marcó como “nanas” independientemente de la formación que tuvieron en su país de origen. En un momento en que los chilenos tuvieron mayor acceso al dinero y a pagar por el servicio doméstico que en este caso se ha dado en condiciones muy duras pues para obtener una visa deben trabajar dos años con el mismo empleador. Es una feminización vinculada al trabajo.
Se corre el peligro que de que si alguien está irregular lo pueden expulsar del país, ¿qué pasa con un niño que nació en Chile, un hijo de migrante? Y tenemos la crisis del Sename, ¿cómo vez desde tu trabajo con infancia y género toda esa situación?
Es que no sé lo que va a pasar, estoy igual que ustedes, tengo mucho temor que pueda ocurrir algo que ocurrió en Francia hace algunos años donde se expulsó a los padres y se dejaba a los niños en Francia. Pero la protección social en Francia es incomparable con el SENAME. Me preocupa lo que ocurre con los niños y niñas que han sido retirados de sus familias por “protección” y los criterios con los cuales se llevan a cabo las separaciones con sus familias. Sabemos que acá no hay familia extensa, que las redes son limitadas y que cada cual se esfuerza por conseguir trabajo. ¿Cuáles son las políticas de protección para los hijos e hijas de inmigrantes? ¿Y cuál es la formación que reciben los profesionales de los servicios sociales, de salud o jurídicos? ¿Qué tanto saben de sus formas de vida y su cultura?
Debemos preocuparnos de los niños y niñas. Los que llegaron con sus padres, se reunieron con ellos o nacieron acá. Llevan consigo el estigma de la inmigración y son maltratados también. Y como lo hace un niño haitiano cuyo padre trabaja todo el día y cuya madre solo habla creole, o que solo está con su madre que no ha conseguido trabajo. Puede que llegue a la escuela, que mire lo que escribe el compañero, e intente seguir ese ritmo. ¿Cuál es el tipo de apoyo que se les está dando a los niños? Voy a decir que hay J.J.V.V., organizaciones religiosas, grupos de personas, asociaciones universitarias; hay un montón de gente trabajando, apoyando, ayudando, acogiendo, acompañando. Pero eso siempre tiene un límite, porque es producto de la solidaridad que no tiene medios económicos.
Cómo crees que va ir evolucionando esto, me refiero a la respuesta de la sociedad chilena frente a la inmigración.
Yo pienso que lo esencial es que nos preguntemos por nosotros, ¿por qué somos así?, poder reflexionar sobre esto que nos pasa, y creo que en ese sentido, la presencia de los inmigrantes nos permite pensarnos y reflexionar sobre nuestra historia. E ingresar de una manera mucho más lúcida a una crítica sobre el modo en que hablamos, las cosas que decimos todos, aquello que está en nuestros cuentos, en nuestras máximas. O sea, “se trabaja como negro” -esclavitud, “se trabaja como chino” -los chinos murieron trabajando en las minas del norte, “se le para la pluma”, tiene que ver con el lugar negativo que se les damos a los pueblos originarios; ya no debemos seguir hablando así. Hay una potente violencia que cruza nuestra historia de colonizados. Una violencia que no sólo se remite a los inmigrantes, sino también a las mujeres, y a las mujeres pobres. Es decir si nosotros juntamos género, clase, raza, origen qué resulta. Pienso que el trabajo que se viene es grande, porque la ley, esta que se va a publicar o promulgar, es una ley terrible.
Hay responsabilidad del Estado en lo que ocurre con las migraciones, a nivel mundial. Y Chile se ha convertido en país atractivo debido a sus características macro-económicas que podrían suponer que hay trabajo y condiciones de vida digna para todos. Pero es duro saber que hay inmigrantes que han llegado para morir en Chile en las peores condiciones. Espero que las situaciones se mejoren, que la solidaridad aumente y que la xenofobia y el racismo disminuyan. Que sigan naciendo niños de las parejas que se han unido y que vayan poblando un país que envejece al mismo tiempo que trata de borrar su historia.