parallax background

Carlos Macusaya: El desafío de los indígenas es cómo construimos sentido de mayoría

Editorial: La Constitución contra sí misma
junio 2, 2021
Agroecología
Miguel Altieri y la agricultura en Chile: Hay problemas estructurales que van a requerir cambios muy radicales
septiembre 12, 2021
 
Carlos Macusaya es escritor y ensayista de la ciudad de El Alto en Bolivia. Fue militante de MINKA, el Movimiento Indianista y Katarista de Bolivia. Destacan en su obra las problemáticas del racismo, la descolonización, la identidad y la política. En esta entrevista con Revista Entorno, Carlos profundiza en las luces y sombras del proceso constituyente boliviano y comparte su perspectiva respecto de los movimientos indígenas en Bolivia, Chile y Latinoamérica.

Entrevista por Patricia Kelly

 
 
El desafío de los indígenas es cómo construimos sentido de mayoría, no que la gente sea biológicamente indígena, porque el problema no es biológico, el problema es cómo poder articular ciertas demandas, ciertos intereses, que además de beneficiarnos a nosotros, pueden beneficiar a otras personas que no tengan que tener el mismo color de piel, que puedan vestir o no como nosotros o vivir en nuestros espacios.

Carlos Macusaya

C onstitución y Poder Constituyente

¿Cómo se gesta el proceso constituyente en Bolivia?, ¿Qué hechos llevan a que se levante la asamblea constituyente el 2006? Y, en particular, ¿Qué rol o participación tienen los movimientos o los pueblos indígenas en el proceso constituyente?

El 2000 aquí en Bolivia se da una crisis general, en lo económico, en lo político, en la credibilidad de los medios, y en esa situación se dan las movilizaciones. Una muy importante fue en Cochabamba, que se conoce como la “guerra del agua” y otras en el altiplano que fueron dirigidas por la Central Única de Trabajadores y Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Menciono eso porque es en ese escenario que se va a empezar a discutir de manera general y amplia las políticas neoliberales, el papel del Estado respecto a los recursos naturales, y también sobre la relación entre poblaciones indígenas respecto a los recursos naturales y sus derechos.

Luego, el 2003 se da una movilización muy fuerte que termina con la renuncia del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y en la que se posiciona una consigna muy fuerte: nacionalización de los hidrocarburos. En el posicionamiento de esa consigna fue muy importante el papel de la ciudad; una ciudad compuesta mayoritariamente por Aymaras. Y la nacionalización de los hidrocarburos, no era solo para los indígenas; afectaba a otras poblaciones. Entre el 2003 y 2005, va a haber un periodo de muchos debates en los que se va a posicionar la idea de asamblea constituyente, porque se buscaba una salida pacífica a la crisis que estábamos viviendo, y había manifestaciones en los sectores más conservadores de la sociedad boliviana con alusiones claramente racistas, incluso separatistas. Mucha gente buscaba que la resolución del conflicto no fuese violenta, entonces la idea de asamblea constituyente fue pegando en muchos sectores. El 2005 se dan otras movilizaciones, se retoma la idea de nacionalización de los hidrocarburos, pero se acompaña con la idea de la asamblea constituyente. Termina con la renuncia del presidente de entonces, Carlos Mesa y pocos meses después se dan unas elecciones en las que gana Evo Morales.

En este periodo, entre el 2000 y 2005, van a tener un papel muy importante distintos tipos de organización territoriales, sindicatos, que están articulados no tanto por la condición laboral si no por el vivir en un espacio y el tratar de gestionar la vida en ese espacio. Toman preponderancia muchas formas de organización colectiva que van a ir posicionando esta idea de nacionalización de los hidrocarburos y asamblea constituyente. En las calles muchas personas hacían una reflexión muy sintética de lo que se estaba viviendo en Bolivia, decían: “hace 500 años no manejamos nuestros recursos naturales”, era una clara alusión a la colonización y además a cómo los recursos naturales no nos habían beneficiado. Y otra idea: “hace 500 años que no nos gobernamos”. Todos los que habían gobernado no pertenecían a las personas de origen indígena que son la mayoría en Bolivia. Entonces ahí hay una relación muy interesante entre lo identitario, en los recursos naturales y el ejercicio del poder. Había una relación muy clara entre el sentido político de la identidad. O sea, no era un problema cultural de ‘reconozcan mi diferencia cultural’.

Cuando gana Evo Morales, había varios liderazgos que incluso tenían más protagonismo que Evo Morales, especialmente en La Paz. Lo que ayudó a que el MAS [Movimiento al Socialismo] ganara la presidencia con Evo Morales, no fue su figura, sino, por una parte, la capacidad de ir articulando esas otras organizaciones sociales que tenían fuerza de movilización -demostrado el 2000, el 2003 y el 2005- pero además, articular con las dirigencias, y con las ideas fuerzas que se habían posicionado: la nacionalización de los hidrocarburos y la asamblea constituyente.

El MAS ganó las elecciones con más del 50%, que ya era histórico. Se convocó a la asamblea constituyente, y ganó el MAS con mucha contundencia; obtuvo dos tercios de los asambleístas. Eso fue motivo de debate, porque los opositores al gobierno, los sectores más conservadores, van a decir que lo democrático era no la mayoría absoluta -50% más un voto-, sino que lo democrático era dos tercios más un voto, es decir una democracia a su medida, porque ellos son minoría. Entonces quieren ajustar la aprobación, diciendo que la aprobación de cualquier aspecto de la asamblea constituyente debería hacerse por dos tercios más un voto, no por mayoría. Esto muestra en qué medida los grupos de poder, van a ajustar lo democrático en función de sus intereses, y van a tener un respaldo en los medios.

Otra discusión fundamental va a ser si la asamblea constituyente era derivada o era originaria, derivada en el sentido, si sus potestades derivaban de aquello que lo podía limitar, el poder constituido, por ejemplo, el poder legislativo, podía decirle hasta dónde o no podía hacer, o era originaria en el sentido que no dependía del poder constituido y esta asamblea podía originar una institución, sin depender de lo que le pueda haber establecido el anterior poder.

¿Y cuál es el rol de los pueblos indígenas en el desarrollo de este poder constituyente?

Sobre el papel de los movimientos indígenas, vuelvo al tema del 2000. Habían liderazgos locales y regionales, más vinculados al área rural, otros en el área urbana. Por ejemplos, los sindicatos agrarios más en el área rural, pero las juntas vecinales más en el área urbana. Las juntas vecinales que estaban conformadas por gente que viene del campo, de origen aimara, van a tener mucha preponderancia y van a ser como la base social, aquello que va a permitir sostener, primero movilizaciones que posicionan ideas, pero que luego se van a traducir como fuerza movilizable en votos que va a beneficiar al MAS. Entonces, en buena medida yo digo que esa fuerza social desplegada en las calles a partir de formas específicas de aglutinación, sean sindicales, sean de juntas vecinales, u otro tipo de gremios, va a permitir que Evo Morales llegue al gobierno y va a abrir la posibilidad de que discutamos una asamblea constituyente o hablemos de la nacionalización de los hidrocarburos. Sin esa fuerza social esos temas hubieran pasado a ser como lo eran hasta antes, cuestión de algunos cuantos expertos. Entre el año 2000 y 2005, esa fuerza de movilización, en esa situación de crisis del Estado van a ser las ideas fuerzas, y cuando se da la asamblea constituyente, va a haber otro debate sobre cuál es la manera de representación de estas organizaciones, si va a ser la forma tradicional de un voto. No eran tan complicado, pero había organizaciones indígenas que son minoritarias en Bolivia. Creo que había una pequeña bancada de pueblos indígenas que tuvo un tratamiento especial por el tema del número, pero en general, algo que va más allá de la imagen -porque la imagen se explotó mucho, la imagen de los indígenas en la asamblea o la apertura con un desfile con gente con ropa tradicional- se discutió el papel de los asesores indígenas, de los asesores con respecto a los movimientos sociales, algunos más explícitamente indígenas, otros no, pero lo interesante era como los indígenas estaban ahí para dar la cara, pero atrás estaba el asesor. Hay quienes dicen inclusive que la Constitución boliviana es producto de asesores españoles, o sea en el fondo, tenías ahí a los indígenas pero los españoles estaban haciendo la Constitución.

Entonces, ¿en qué medida estaban ahí los indígenas? Cuánto se discutía en sus bases de lo que se estaba haciendo ahí. Cuando se empezó a discutir un primer borrador en la asamblea, yo recuerdo que estábamos en un debate y estaban sociabilizando el contenido y se me ocurrió, “están viniendo a sociabilizar una Constitución que están diciendo que la ha organizado la asamblea constituyente en consenso general con las bases. Pero si no han discutido con las bases, cómo nos quieres sociabilizar algo que supuestamente nosotros ya sabemos porque lo hemos discutido en las bases”. Entonces eso yo lo muestro en el sentido de que, si bien antes teníamos una fuerza social movilizable, cuando se dio la asamblea constituyente a mí me da la impresión que muchas de las poblaciones indígenas delegaron esa representación y dejaron aspectos que antes hacían como discutir sobre política, entonces pasó a ser cuestión de los asambleístas y yo me podía dedicar a mi vida. Los representantes de las organizaciones sociales, me da la impresión que ellos no se molestaron en conectarse con sus bases o lo hicieron en los niveles más formales. Y tampoco se movilizaron, no discutieron lo que se estaba haciendo. Tienes una situación que más o menos favoreció a que los dirigentes puedan desenvolverse sin tener que responder mucho a sus bases. Entonces, ¿cuánto pusieron los indígenas en contenidos o fueron los asesores o ONG que lo produjeron? Lo que sí estaba claro es que cuando se dio el referéndum para aprobar la Constitución, luego de dos años muy convulsionados (2007 y 2008) mucha de la población boliviana se enfiló detrás de la propuesta de la Constitución. Mucha gente apostó por aprobar la Constitución con ese reconocimiento que sí se hablaba de lo plurinacional o indígena, como una manera de decirle no a los grupos racistas. En ese escenario también la propuesta de la Constitución se vio fortalecida y se aprobó, yo creo que más allá de los contenidos, para posicionar la idea de asamblea constituyente y después hacer fuerza social para que esa Constitución se aprobara, en eso fue fundamental la movilización, la acción de esas organizaciones.

Mencionaste varias cosas que tienen mucho que ver con discusiones que estamos teniendo acá, por ejemplo el mecanismo (los dos tercios), y los pueblos originarios. En relación a esto último, en el caso boliviano, ¿Qué contenidos, ejes o principios, se promovían desde los movimientos indígenas para una nueva Constitución?

Bueno, había una gran variedad de propuestas, en distintos espacios, había una sociedad muy politizada. Yo participaba en unos debates callejeros que se daban en la vía pública, con desempleados o gente que tenía comercios pequeños, albañiles. No universitarios, eso para mí fue siempre muy interesante, la universidad no tuvo un papel preponderante en estos procesos, a lo mejor había gente que más o menos tener alguna relación con la universidad, pero nunca era la universidad como universidad que estaba en eso, y ahí uno veía circular un montón de ideas, propuestas de todo tipo y claro, esto era lo que después se fue plasmando en la Constitución. Otro aspecto es, si no me equivoco, el agua como un derecho humano. Hay mecanismos que garantizan en la Constitución algún tipo de proceso para ver si algunos recursos naturales se pueden entregar a alguna empresa, es decir, tendría que haber primero un referéndum para ver si eso se iba a hacer. Entonces todos decían, “si los recursos naturales nos corresponden a todos, mínimo debería haber un referéndum, deberían consultarnos que vamos hacer con los recursos naturales”, y eso se quedó en la Constitución. Y hay un cierto porcentaje mínimo para que pueda aprobarse. Después también puedan ser revocados los mandatarios a partir después de 2 años, siempre y cuando haya un cierto porcentaje que permita hacer un referéndum, para ver si el presidente o la presidenta, o en los municipios, las autoridades, se pueda poner en cuestión la continuidad de su mandato. Otros aspectos, la idea de una jurisprudencia indígena, también generó un gran debate porque hasta dónde se corresponde eso con respecto a la jurisprudencia normal, ¿Cuál es la jerarquía entre esas jurisprudencias? Yo he estado en algunas discusiones de esas y hasta el día de hoy es conflictivo, porque en ciertos espacios ahora da la impresión de que hay dos ciudadanías, una ciudadanía no indígena y la ciudadanía indígena, pero claro, como siempre se sobrepone el orden establecido, donde están los no indígenas, los indígenas terminan siempre en segundo lugar y como ciudadanía termina siendo una ciudadanía de segunda. El problema cuando lo pensamos como indígenas es, como minoría étnicas, y siempre relacionamos el problema como de mayorías-minorías. En países como Chile, Argentina, los indígenas son minoría, entonces son asuntos pequeños. Sin embargo, no solo en Chile o en Argentina, en cualquier país, los que dominan son minoría, pero los que dominan son minoría que construye sentido de mayoría. El desafío de los indígenas es cómo construimos sentido de mayoría, no que la gente sea biológicamente indígena, porque el problema no es biológico, el problema es cómo poder articular ciertas demandas, ciertos intereses, que además de beneficiarnos a nosotros, pueden beneficiar a otras personas que no tengan que tener el mismo color de piel, que puedan vestir o no como nosotros o vivir en nuestros espacios, pero ese es un debate que acá lo seguimos teniendo, sigue en discusión. Lo que yo te puedo decir de lo que se ha hecho sobre la Constitución y de lo que yo me distancio, porque se hace una cuestión muy administrativa, una cuestión específica de indígenas, como si fuera algo aparte, “ya tienen su asunto y no se metan en lo otro”.

Constitución, plurinacionalidad e identidad

Tú has trabajado el tema de la identidad y el racismo, ¿Qué identidades ves tú que entran en relación o en conflicto con el entramado político del campo progresista o transformador?

Cuando veo a las personas de izquierda en el MAS, tienen una actitud muy pragmática de lo indígena. Si la mayoría de los indígenas hablan de su tradición, bueno, nos están apoyando, necesitamos su respaldo, entonces vamos a reproducir lo que ellos tienen, y no son muy críticos a eso. No digo que no tengan críticas, sino que no lo hacen precisamente porque si lo hicieran podrían generar tensiones y como son un grupo minoritario en función de la movilización social, entonces podría peligrar su situación en el gobierno. Por el otro lado hay, también en algunos grupos indígenas, una mirada crítica, se cree que los están usando. Hay grupos pro indígenas que tienen una visión muy crítica, a veces romántica de lo indígena, pero ese posicionamiento que conflictúa se resolvió, en la pasada administración del MAS, a favor de los grupos de izquierda. Eso se notó, por ejemplo, cuando Germán Choquehuanca, cada vez tuvo un menor papel, porque era el que representaba la postura indígena, digamos, más desconfiada de los grupos de izquierda. A Germán Choquehuanca, al final lo sacaron del puesto y muchos decían que la disputa dentro del gobierno entre los grupos de izquierda y los indígenas se resolvió a favor de los grupos que estaban más ligados a Álvaro García Linera y ahí hay algo complicado. Yo digo, no es tan fácil, porque además en la actualidad cada vez uno ve a más gente que tiene origen indígena pero que está más digamos, seducida, atraída por las ideas de izquierda, las ideas marxista, menos ortodoxas. Yo creo que va a haber otra generación de jóvenes, de origen indígena que va a dialogar con esa otra izquierda, pero que también va a tener lado indígena.

Respecto de plurinacionalidad, para el acto de promulgación de la nueva Constitución Evo Morales dijo: “En este día histórico, proclamó promulgada, la nueva Constitución política del Estado boliviano, la vigencia del Estado plurinacional unitario, social y, económicamente, el socialismo comunitario”. ¿Qué significó en la práctica que Bolivia pasara a ser un Estado plurinacional?

Fue mediáticamente, retóricamente, algo muy impactante, recuerdo que habían notas de otros países, venían periodistas, fue algo muy llamativo mediáticamente, pero en lo práctico a mí me parece que tuvo más fuerza la retórica que los hechos prácticos. Me da la impresión que lo plurinacional es solo un barniz étnico al Estado normal. En algunas instituciones ponen gente de origen indígena para que se note que es indígena. Pero lo que sí se ha tratado de llevar adelante es por ejemplo las autonomías indígenas. En Bolivia, la población que se auto identifica indígena, por ejemplo en el año 2000, fue el 60 por ciento y algo más. En el último referéndum del 2012 fue 40 por ciento. Se puede discutir por qué bajó ese número, pero yo siento que después de lo que ha pasado en Bolivia, si hoy día se hiciera un referéndum volveríamos más o menos al 60 por ciento de la población que se identifica como indígena, porque es el contexto de lucha y pienso que las identidades tienen que ver con las luchas, no se pueden entender en el sentido naturalista. Lo menciono porque, sea 40 por ciento, sea 60 por ciento, la inmensa mayoría no aportó por las autonomías indígenas, es decir, no es una aspiración de la mayoría de la población que se considera indígena y en ese sentido a mí me parece tramposo lo plurinacional desde cómo se ha desarrollado en el gobierno. Creo que no responde a la mayoría, a las aspiraciones de la mayoría. Por ejemplo, la creación de universidades indígenas para mí igual es problemático porque como te digo, acá la mayoría somos de origen indígena y estamos en las universidades, no solo públicas sino también privadas, entonces hacer un lugar aparte para indígenas, es como reproducir una segmentación racial, como pasaba en Sudáfrica, en Estados Unidos, donde habían partes para blancos y lugares apartes para negros. A mí no me pareció, me parece que además reproduce criterios racistas. Entonces para mi es otro problema con lo plurinacional, en lugar de romper con estereotipos racistas, me da la impresión que los ha alimentado, lamentablemente. Con lo que ha pasado en Bolivia en estos últimos tiempos, especialmente en este mes de octubre del pasado año (2019), algo que yo me empecé a problematizar es cómo la gente entiende lo plurinacional. Yo estuve en algunas movilizaciones, también caminando por aquí por allá y escuchaba la gente reclamar eso de que se queme la Wiphala, pero en un sentido de ser tratados como iguales, no de ser tratados como indígenas apartes. Entonces a mí me da la impresión que para la gente lo plurinacional es como una garantía de ser tratados como iguales, reconociendo su origen, sin negar su apellido o su color, que su color de piel no sea ningún problema. Y es algo muy curioso porque no es lo que el MAS presentó como plurinacional, sino cómo formar espacios apartes para indígenas. A mí me da la impresión, por lo que pasó recientemente en este último año (2020), la gente asume lo plurinacional como una garantía de poder, ser como son pero en cualquier espacio, no en un espacio aparte, sino en una condición de igualdad, pero con la carga cultural que ellos tenían. Eso fue muy llamativo, por eso yo creo que se puede diferenciar entre lo que el gobierno ha promovido como Estado plurinacional y lo que la gente entiende como lo plurinacional.

Un desafío para cualquier Constitución es lograr convertir los principios y expectativas en cambios sobre la realidad. En este sentido, ustedes incorporaron el principio del buen vivir, el Suma Qamaña. ¿Cómo se logra que un principio como este dignifique a través de la Constitución la vida de las personas?

Yo soy muy crítico de esa incorporación, porque te voy a dar un ejemplo, te había hablado del 2000 al 2005, de lo que se discutía en las calles, los temas centrales y por ejemplo nadie hablaba de Suma Qamaña, nadie hablaba de vivir bien. Yo era activista en la calle, además yo vengo de una familia pobre, era pandillero, entonces yo no tenía idea de que habían espacios de debates intelectuales, que habían ONG, no tenía idea, yo estaba descubriendo ese mundo y cuando lo fui descubriendo me enteré que instituciones promovían esto del vivir bien desde los años 80, en grupos pequeños y cosas por el estilo, como cuestiones indígenas. Pero para mí era chocante porque yo vengo de una familia indígena, pero si mis papás, mis abuelos, nunca hablaban de esos temas, y en cambio estas instituciones las promovían como auténticamente indígena. Puedo estar equivocado, pero con el tiempo llegue a concluir que era una especie de retoricas ya construidas, que lo hacían para captar financiamiento y justificar acciones sobre la diferencia cultural. Ideas que puedan seducir más bien a financiadores extranjeros. Yo creo que si uno se queda con la idea de vivir bien como un principio de los indígenas, no va a entender la vida de los indígenas, desde luego si uno ve de manera universal, la gente en general no quisiera que le falte alimentación, quisiera poder salir, quisiera tener las condiciones mínimas para sobrellevar su vida y uno le podría decir que eso no es indígena, también lo quieren los blancos, también lo quieren los negros, etc. Pero a mí me da la impresión que se construyó una idea un poco romántica sobre lo indígena, pero subordinada a proyectos de ONG, que promovían la defensa de diferencia cultural y que se preocuparon más en construir diferencias ficticias que en entender las diferencias que había. Pero bueno, tiene un valor simbólico, a mí me da la impresión entre la gente, más allá de que se identifiquen o no con el concepto mismo, la idea de que este una palabra en aymara en la Constitución, porque siempre estuvo en castellano, es algo identifica a la gente; que la Wiphala, este incluida en la Constitución es algo con lo que la gente de origen indígena se identifica. Yo le veo más bien ahí, más fuerza simbólica, que una idea que nos permita operar en algo concreto. Ahí también se podría decir, busquemos otro tipo de palabras que nos permitan aterrizar más bien en cosas concretas, pero yo le veo más bien fuerza simbólica.

Has problematizado en la descolonización y ésta por supuesto tiene varias dimensiones posibles. Una de ellas tiene que ver con algo que hemos estado hablando, por ejemplo, la descolonización o recolonización en el sentido de los idiomas, el racismo, lo cultural, lo social, que se entiende de manera más agrupada.

Los últimos meses, insisto desde el pasado año (2019), nos han puesto en debate inclusive entre gente que negaba el tema del racismo, una discusión sobre las herencias coloniales que tenemos, es decir después de más o menos 14 años del gobierno del MAS cuánto avanzamos y seguimos hablando de este problema que habíamos creído superado. Porque el gobierno había incluido a los indígenas y ahora nos sorprende que sigamos teniendo estas charlas coloniales. Yo creo que el problema es con respecto a cómo se ha entendido la descolonización en sentido contemporáneo, porque el problema de la descolonización como se lo ha planteado en Bolivia, es solo una referencia al pasado. También hay una seducción cultural con el tema de la descolonización, hacer por ejemplo festivales de música autóctona, cosas que uno las puede ver en Cuzco, que es el imperio del turismo que explota lo indígena, pero ahí no, te dicen que están descolonizando, liberando al indio, ahí claramente es un negocio de empresas. Lo curioso es que en Bolivia, cosas similares se han hecho en el nombre de la descolonización, porque ahí hay un problema de ver el tema en términos culturales, yo los suelo comparar así. La descolonización en Bolivia ha mostrado a los indígenas en la manera en que el poder colonial entiende qué son los indígenas, seres folclóricos, como retraídos de los cambios históricos, eso es un problema. Con lo que ha pasado en Bolivia con esto de la descolonización es que nos va a obligar a repensar lo indígena. Por ejemplo, en esta crisis que hemos pasado en Bolivia hemos vistos emerger muchos jóvenes indígenas que vivían en el área urbana, diferente por ejemplo a cómo entendía él MAS lo indígena, lo originario, campesino de áreas rural. Yo creo que la descolonización en Bolivia fue folclórico, en muchos casos yo recuerdo la descolonización como un párrafo en un proyecto, una cuestión retórica. Podemos ir a una discusión profunda, a tratar de entender qué aspectos de nuestro proceso histórico nos constituyen hoy, diferencias entre poblaciones, jerarquías de poder, económico, etc. pero además cómo hoy día se dan esas relaciones en el mundo, yo creo que lo hemos visto en Bolivia de manera muy cultural, insisto, como agencia de turismo y así no creo que se avance mucho.

Movimientos sociales: proyecciones para Chile y Bolivia

En relación a lo que veo acá en Chile, las perspectivas y los proyectos políticos que se construyen desde los movimientos indígenas y del feminismo también parecen ser claves e imprescindibles para plantearnos la forma de nuestras sociedades y del Estado. Hemos visto como grandes consignas e iconos han proliferado, las Wünelfe o la Wenufoye, que es la bandera mapuche, la Wiphala, las pañoletas verdes feministas, símbolos disruptivos y a la vez movilizadores, o sea, la iconografía, la estética ha estado entorno a esos códigos, de manera muy clara. ¿Cómo ves tú la proyección de esta fuerza ya como más a nivel latinoamericano?

Yo creo que lo que hemos vivido, digamos en Ecuador, Chile, también Argentina, muestra que los actores políticos no son estáticos como los habíamos pensado en el siglo XX. Por ejemplo, acá en Bolivia, los sindicatos de trabajadores, fundamentalmente mineros, hoy no tienen un gran peso ese tipo de organizaciones. Además en el presente vemos como otras formas de relaciones de dominación se han ido reflexionando y también han ido dando lugar a movimientos políticos, como el movimiento indígena, los movimientos feministas. Yo creo que ahorita debería haber una especie de articulación, desde las distintas posturas una especie de humildad, no vamos a poder explicar por ejemplo desde quienes nos asumimos indianistas, todas la realidad, no nos da. Yo no creo que haya una postura que pueda explicar todas las cosas y más bien estamos en la situación en la que habría que aprender, a ver qué dicen las feministas, por allá aprendemos algo, qué dicen los ecologistas, por allá también aprendemos algo. Creo que hay una situación que nos obliga a pensar nuestros problemas más contemporáneos viendo también lo que dicen otras perspectivas, y sería bueno que empiecen a no imponerse, a decir mi lectura es la que explica todo y la tuya es secundaria. El problema es que hay relaciones que desde distintas posturas pueden pasar desapercibidas o pueden ser secundarias, pero a la hora de luchar, pueden ser determinantes para aglutinar, dar fuerza al movimiento o más bien para restarle. Yo no me animaría a dar una respuesta, pero lo que yo veo es que en otros países, como la fuerza que tiene el feminismo en Argentina o el resurgir de los movimientos indígenas en Perú, yo creo que nos invitaría a pensar, ir un poco más allá de eso, ya no es suficiente que los indígenas se cierren en lo indígena o que los marxistas sean solo marxistas, yo creo que tiene que haber un gesto que vaya un poquito más allá. Es complicado porque uno cree que va a renunciar a su autenticidad ideológica y tal vez para mí el problema no es la autenticidad ideológica, el problema es enfrentar los problemas, y ahí entonces habría que subordinar nuestras ideas a los problemas que tenemos que enfrentar y no tanto a que la realidad se ajuste a nuestra perspectiva o los otros se ajusten a nuestra perspectiva.

Por último, en relación a los hechos más recientes en Bolivia, ustedes vivieron una especie de intervencionismo o golpe blando por parte de los poderes reaccionarios que tuvieron como cara a Jeanine Añez. Ahora con sus elecciones presidenciales, vuelve a ganar el MAS con Luis Arce, quien estuvo a cargo de la economía en parte del gobierno de Evo Morales. ¿Qué crees tú que van a implicar los resultados de estas elecciones para el presente y futuro en Bolivia? ¿Por dónde crees tú que seguirá desarrollándose todo con lo que acaba de pasar?

Una de las cosas al respecto que me gustaría comparar, es lo que vivimos en el proceso electoral en el 2005 cuando ganó el MAS, es muy parecido el papel de los medios. Los medios presentaban en encuestas por ejemplo, el 2005 que MAS no iba a superar más allá del 30 por ciento y atacaban constantemente de distintas maneras al MAS. Y en este periodo que hemos vivido algo similar, las encuestas decían que el gobierno o el partido del MAS no iba a alcanzar la diferencia mínima que necesitaba para ganar que era el 10 por ciento respecto al segundo. Creo que hay situaciones en las que los poderes establecidos confían mucho en el sentido que pueden construir con los medios, pero muchas veces eso no se da, no logra cuajar y no en todas las situaciones los medios son omnipotentes.

Otra cosa, que será un problema muy práctico para el gobierno que venga, en temas económicos durante el gobierno del MAS tuvimos estabilidad económica, y eso mucho la gente lo ha vivido y con Añez tuvimos una bajada, un declive económico y yo creo que mucha gente del voto a favor del MAS es en relación un tanto a lo que había vivido antes, donde había estabilidad económica, eso va a ser un reto del gobierno, volver a una situación que sea favorable. Un tema político complicado va a ser para el gobierno confrontar a la oposición. Si bien no se plantea como alternativa de poder, no tiene un liderazgo que pueda desgastar o ligar al electorado más blando del MAS, no hay una propuesta clara, hay que ver que las consignas en las pasadas elecciones era voto útil, ni siquiera voten por mí porque yo les voy a traer esto, no, “voten por mí para que no llegue el MAS al gobierno”. A mí me llamó la atención que el candidato, el más fuerte de la oposición al MAS, Carlos Mesa, nunca hablo por ejemplo, salvo al final, de la situación económica. Políticamente, decía que de todas maneras hay una situación polarizada , pero es que respecto al año pasado cambió el rol, porque era una situación polarizada en la que el papel del polo anti marxista era legitimado por los medios, se alimentaba, por lo tanto los medios estaban apostando por destrozar la candidatura del MAS pero con los resultados de las elecciones se ha legitimado el MAS y los medios están tratando ahora de ser cautos, entonces ya no están haciendo tanto el papel de voceros del polo anti marxista o por lo menos lo están haciendo de manera más disimulada. Pero digo que de todas maneras va a ser complicado porque para lograr anular esa fuerza política al MAS le va a tocar negociar con los sectores más moderados de esa oposición, los que estén más predispuestos al diálogo, y va a ser saludable porque desde mi punto vista hay un riesgo en este escenario electoral. Se ha posicionado como una tercera fuerza aunque de manera muy local en Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, que es un intento de Bolsonaro boliviano y entonces podría más bien este candidato buscar la forma de fortalecerse desde ese espacio y podría confrontar el poder establecido del MAS. Entonces yo creo que ahí hay una tarea concreta, como evitas que eso crezca. Si el MAS, quiere evitar que eso crezca, necesitas hacer alianza con otros sectores que no necesariamente son marxistas y que puede haber en algún momento un conflicto, pero si realmente hay una apuesta a no formar las condiciones para que lleguemos al caso de Brasil, bueno, entonces va a tener que luchar por ese lado.

Otro aspecto que a mí me parece importante en adelante, es replantearse la relación con las organizaciones sociales. Porque uno de los problemas que hubo con Evo Morales para mantener el cargo, es que no hubo gente que salió a defenderlo, porque mucho de la gestión, especialmente su última gestión con los movimientos, con las organizaciones sociales se redujo a trabajos para dirigentes y los dirigentes estaban contentos con el trabajo y habían perdido vínculo fluido con sus bases. Se descuidó a sus bases sociales porque suponía que las tenía ya aseguradas por varias elecciones, porque tenía a los dirigentes, fue descuidando y trato de coquetear con ciertos sectores medios que a la hora de la verdad no le significó nada, esos sectores medios no hicieron nada por Evo Morales. Yo creo que un problema que va a tener adelante el gobierno, va a ser en qué medida puede construir una relación más fluida como la que tuvo por ejemplo en su primera gestión, que le permita tener una base social para asentarse, tener solidez y además poder hacer frente a cualquier intento de golpe, como se dio el 2019, pero a la vez también cómo podría ampliar sus áreas de influencia para que vaya reduciendo precisamente el polo más fascista que este emergiendo en Santa Cruz, y eso es lo complicado porque va a ser una situación un poco complicada para el gobierno, tratando de construir algo que le permita tener solidez y al mismo tiempo tener mayor irradiación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *